jueves, 20 de junio de 2013

El suelo como noche de la arquitectura


Tras leer el capítulo de Eduard Bru, una enorme cantidad de dudas afloran en mis ideas.

Un proyecto se plantea normalmente a partir de una idea muy intensa o bien a partir de la propia funcionalidad, pero realmente decir que cualquiera de estos dos elementos es suficiente para empezar con un proyecto es una brutalidad.

Cuando elaboras un proyecto deben aflorar una infinidad de ideas diversas y de elementos que apoyen las elecciones que vas a tomar, como bien dice Eduard Bru en este artículo: "No merece la pena empezar una batalla con el lugar si no hemos ganado previamente la posición adecuada", muchas veces damos por hecho una posición que si hubiésemos revisado de una forma consciente y continua, igual que redibujamos las plantas de un edificio una y otra vez hasta lograr su encaje, seguramente habríamos obtenido una solución más correcta, más pura. El propio hecho de una planta baja libre, o una planta baja ocupada, y de las alturas de esta crea unas zonas de reunión social o bien zonas ajardinadas, crea infinidad de posibilidades que dependiendo del entorno cabe considerar.

Cuando proyectamos un edificio, este elemento afecta a todo su entorno, entorno que debemos tener siempre "controlado", no hay nada mejor que tu edificio cambie el lugar donde se encuentra, que cree unas nuevas relaciones y unas nuevas vistas, pero siempre y cuando todos estos elementos tengan una cierta coherencia, que todos esos cambios que se dan con el edificio sean cambios pensados.

Esta bien cambiar las cosas, no crear impacto sobre el lugar es imposible, ya que únicamente cortando una rama cambias el entorno en el cual te encuentras.

Por todo lo expuesto, parece coherente concluir con una afirmación:

HAY QUE CREAR IMPACTO SOBRE LOS LUGARES, IMPACTO CONTROLADO

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